martes, 24 de marzo de 2015

Nos fuimos al descenso... Y volvimos para nunca irnos

Hace 19 años mi papá había comprado boletos para el clásico, yo tenía 9 años, en aquella fecha, Tigres estaba al borde del descenso (cosa que en ese entonces yo no sabía), en aquel boleto de sol preferente puerta 9, donde aparecía el argentino Martín Félix Ubaldi, no lo olvido, él con ese uniforme amarillo... Se llegó el día del clásico, un día como hoy, recuerdo bien que salimos de casa en el coche hacia casa de mis primos (2 rayados) para que fueran con nosotros, yo iba con una playera blanca y una gorra de los Dodgers que me compraron años atrás en Los Angeles, recuerdo que llegamos al estadio por la parte de Barragán, caminamos y me compró una bandera y un conjunto de jersey y short, la cual fue mi primera playera de Tigres, llevaba el 22 impreso, de Javier "el pastor" Lozano. Y de la mano de mi papá entramos al estadio Universitario los 4 -cabe señalar que no fue esa la primera vez que asistí al estadio- , agarramos buenos asientos y el sol pegaba duro, tan duro como pintaba a ser el partido, un sol picante y brillante, el estadio lleno y las banderas de ambos colores ondeando tapizaban la tribuna. Me compraron una coca para mitigar un poco aquél caloron y con aquello llegaba la ya casi extinta "lluvia de balones" y regalos, el reloj marcaba las 12 de la tarde y era hora de iniciar el partido, estábamos todos los que debíamos estar, los jugadores en el terreno de juego, Tigres con el típico color amarillo y las líneas de tigre, los contrários de blanco con rayas azules simulando unos brochazos, el árbitro dio el silbatazo inicial.. -Hijo, baja la bandera para que la gente pueda ver el juego- me dijo mi papá y lo tuve que hacer... Llegaron los goles y el resultado que ya todos conocemos, en el sonido local anunciaron el marcador del otro partido involucrado con nosotros y la quema del descenso se quedaba consumada, nos condenamos a irnos a la entonces 2da división, la gente mostraba un gesto triste y algunos lloraban agarrados a la malla ciclónica, -chinelas, nos fuimos a segunda, pero vamos a volver!- me dijo mi papá mientras me tomaba de la mano. A los pocos días, llegaba el momento de ir a la escuela y soportar las burlas de todos o algunos, a esa edad muchos no estaban apegados a seguir el fútbol, pero nunca faltaba el que si, -lero lero se fueron los Tigres a segunda- se rio de mi, a lo que inmediatamente respondí -si, pero dijo mi papá que vamos a volver a primera y él nunca me echa mentiras-