domingo, 20 de diciembre de 2009

Centro médico

tarde de una noche mas, atrapado en el laberinto de la araña, este lugar que se niega dejarme ir, sigo aca, anhelando el retorno de lo sagrado que aun no llega, el resplandor del fondo oscuro y frio, pero no pierdo la ilusion de salir avante, podria gritar -alimentame aqui, llename de nuevo- pacificar temporalmente esta hambre, seria; y unas cuantas cervezas acompañadas de humo de cigarros no cumplen su razon de ser. una mofa de la realidad proyectada por mis sentidos, todas las amebas saltan de felicidad con los gusanos esperando y yo los observo fumando, no sin olvidar el pasillo de aquel dia en la capital, un rato de melancolia que pudo fracasar deseando que asi fuese y a la vez que saliera al frente, en fin, estar sentado en esta comoda y a la vez incomoda sala de espera me esta agotando, no veo la hora en que salga el doctor a preguntarme como esta mi corazon, perforado, tal vez, con las bolsas vacias y conteniendo una nube de esperanzas sobre un mar de milagros que apuesto todo a que se cumpliran.

todo puede comenzar desde un beso iluminado que se posa sobre el viento y aguarda la hora justa para hacer su aparicion, no puedo esperar mas, por favor, llega ya! despierta! grita! di algo! responde! no me abandones, es tan jodido mirar la tarde acabarse y voltear a ver la noche que se termina botella tras botella, descubre que llevas en tus manos el poder para hacerlo eterno. el corredor del lugar se hace tan estrecho mientras incrementa mi fe, -no me inyecten!- yo se que alomejor el medico se fue, pero no puedo aguantar la vida sentado en la silla, liberame de la celda que es mi cuerpo y acaricia mi alma, el espiritu que se enreda al verte paso a paso por el borde del sigilio de mi vista, solo un poco mas, el numero se acerca, predomina la paciencia como buen paciente, te aproximas...