lunes, 27 de septiembre de 2010

Un mal día

Hay veces en que comenzamos y se va el día pasando diversas situaciones que nos resultan adversas o no tan bien como esperábamos, son esos momentos en que queremos mandar todo a la mierda mientras consumes aire de una manera estresante, pero en fin, la vida sigue y hay que afrontar esos hechos de los que somos responsables y aceptar nuestros errores independiente de que los demás acepten los suyos, cada quién con su grado de responsabilidad en los sucesos, otorgándole valor a las cosas que hayan ocurrido junto con su consecuencia, cargando el peso de la culpa (para bien o para mal) que siempre presumimos cuando hay un buen resultado, los malos, no los vemos y los ignoramos, siendo que es de donde podemos obtener más aprendizaje.

Para que la gente presuma sus errores es algo muy difícil, pues ello significa cargar el pesado ego y dejarlo sucio ante los ojos de los demás, pero bien dijo un poeta borracho de nombre Charles y de apellido Bukowski: “Si soy un estúpido, debo decirlo. Si no lo soy, alguien dirá que lo soy. Si lo digo primero, eso los deja sin armas”. Así suele ser la vida de la gente sin argumentos, buscando el error del otro para hacerlo menos que el ego que cargan, buscando ser más a costa del tamaño de los otros, el famoso complejo de inferioridad, eso es lo que puede generar un mal día.

Hoy, aquí sentado pensando, me doy cuenta que una hora no volverá jamás, puedo utilizarla en pensar en mi, superarme a mi y ser más que yo, después de todo, no hay más competencia que la mía (egocéntrico, ¿no creen?)... Los demás, que se jodan queriendo humillar o dejar pequeñito el ego del otro, no son más chiquitos que los otros, que se deshagan entre mierda, que ya tuve suficiente de eso.

Será la última vez que escribiré una crítica sobre terceros.