Tú y el fútbol (2)

Igual que la emoción que provoca el portero al hacer una atajada espectacular de un disparo al ángulo, su elegancia y finura como la defensa que sale jugando para la media cancha con los contenciones que suben y bajan tal cual mi corazón al verla, sus sonrisas (re)produciendo el mismo efecto al ver una gambeta hermosa del 16 en las afueras del área, sus besos equiparables a un bello centro al área que el delantero no desaprovecha y su alegría provocada parecida a la que produce el 9 al anotar después de una jugada perfecta.
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Iré a verte hasta donde juegues, hasta donde vivas, hasta donde te encuentres, tus colores recorren mi sangre y sus besos tatuados en mi cuerpo que se conjugan para llenarme de vida, - esto es una locura!- se podría pensar, y sí, tienen razón, ambas sin explicación.
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Uno siempre podrá recordar jugadas, goles, pases y marcadores y de igual manera las anécdotas que ocurren antes de partir a la cancha, después y durante del partido, como ver el mismo desde la tribuna, viajando a otros lugares o por la TV, escucharlo por la radio o como ahora por el internet, ya sea en compañía de los amigos, de papá, de la familia o de su chica, siendo locales o visitantes: son esas las cosas que a uno lo dejan marcado y hacerse sentir orgulloso y completo seguidor del club de sus amores. La necesidad por ganar campeonatos siempre está latente pero no es para enamorarnos de las estrellas que se agregan al escudo del equipo, sino las cosas que vivimos, la gente que conocemos y la unidad que se crea en torno a los mismos colores que queremos.
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Después de ese silbatazo de diciembre vi mi vida cambiar.

Foto: http://www.facebook.com/LasMujeresMasBonitasLeVanATigres