martes, 29 de marzo de 2011

Encontrando arena.

Probablemente, haría esa pregunta común "¿por qué?", a lo que obtendría una respuesta que ayudaría solo a encontrar raíces a una problemática. Sin embargo, lo que buscó, va hacia un después: "¿para qué?"; quizá, entendemos que el personaje de ésta ocasión se comunica de una manera especial, algo que llama tanto la atención y uno se podría sentir con esa presión irrisoria.

Ha aprendido un poco con el paso de los años y esa experiencia que va adquiriendo se guarda en el fondo de cada botella que bebe y las palabras escritas en aire se esfuman: tal cual humo de cigarro. Piensa y vuela, tal vez no lo entienda.

Asegura por ahí que las cosas pueden mejorar, el futuro se va escribiendo con el paso de las manecillas del reloj: está en sus manos, no lo dejará escurrirse como agua. La sensación de utilizar esa máscara azul se va alejando a la par que esa bestia se olvida de intentar devorar el corazón de ese ser, la confianza se confunde y el espíritu se ciega, entonces surge una nueva cuestión: "¿qué más puede hacer?"

Si él mismo se sienta a observar la oscuridad que va cubriendo la luz de su alma, y que poco puede hacer para salvarse de un destino que parece encausado, aún quedan insuficientes granos de arena y, en su mente dañada retumban los gritos de desesperación lanzados al vacío de su conciencia que callada escucha con paciencia: "¡sálvame-de-mi!".

- ¿viste? ¿aún tiene posibilidad?; ¿sí?, ¿no? y ¿porqué?

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