Se me venían a la mente de ese día -que aún veo tan cercano, sin importar que tanto tiempo haya pasado- las imágenes de la primera bandera que levanté en el estadio, eso fue el 24 de marzo de 1996, ese ocasión en que perdimos un clásico, que no importaba si ganabamos o perdíamos, estabamos condenados al decenso.
En fin, aquella vez, fui con mi papá y con dos primos a ver el partido, mi papá me compró la playera de Tigres con el 22 de Martín Félix "el motor" Ubaldi, ese que salía impreso en la imagen del boleto. Bueno, recuerdo que llegamos, estacionamos el coche y con boletos en mi mano -aunque yo pasaba gratis por ser niño, tenía encomendada esa misión, cuidarlos-.
Le pedí a mi papá que me comprará una playera, pues era el único q no traía en las afueras del estadio y si venía a ver a Tigres, debía de hacerlo con la camiseta puesta; en ese tiempo, para mis padres era difícil comprar una original, así que ésta era "pirata", pero a mi no me importaba, era un niño. El kit de Tigre fue completo, incluyendo una bandera; era en cuadros azul-amarillo-azul, en la parte del centro, el amarillo llevaba impreso un Tigre de caricatura con los brazos cruzados -todos los hinchas de Tigres conocemos esa imagen-.
Caminamos hacia la entrada de preferente -hoy la puerta 8-, entramos mucho antes de que iniciara el juego y yo ondeaba la bandera en las tribunas, la gente que venía entrando hacía lo mismo, hasta que se llenaron las gradas y estaba a punto de comenzar el partido mi papá me dijo: "mijo, todos sacan las banderas cuando anoten gol", guarde entusiasmado mi bandera y esperaba el momento justo para sacarla, en una parte del estadio vi a unos chavos que brincaban al mismo tiempo y le pregunté a papá por qué lo hacían, me respondió: "se ve como si temblara el estadio, fijate" y me encantó ver eso, le dije que si un día podíamos hacerlo y me dijo que sí.
Empezó el partido y ya todos sabemos lo que ocurrió después.. Al terminar, veía rostros tristes y mi papá, me decía: "van a regresar el otro año mijo, vaz a ver", eso me hizo tomar confianza y no encontrarle explicación a las lagrimas de tantos aficionados, pues no entendía que era el decenso, solo sabía que estabamos eliminados.
Todo lo anterior lo recordé el pasado domingo 11 de diciembre del 2011, desde que entré con mi bandera a la parte de general 8b, con una nueva bandera en mano; la ondeé casi todo el partido, brinqué con mi papá como me lo había dicho aquel día, se que él no se acuerda de eso, pero yo sí. No pude evitar las lágrimas, pues sentía por medio de la brisa como mi abuelita -QEPD-, desde el cielo me felicitaba por el campeonato obtenido por mis Tigres, tal como lo hacía para consolarme cuando perdíamos, por la felicidad de obtener lo que tanto habíamos anehelado, después de haber viajado, pasado hambres, ahorrar para comprar los boletos, abonos, etc. después de tanto no llegaba una respuesta trascendente e histórica.
Gracias a todos los que formamos parte de Tigres. Desde la calle, la tribuna hasta todas las partes del club. Gracias!
Fue un momento lleno de sentimientos indescriptibles. Vamos por otro!
martes, 13 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
El comienzo de un día de final.
Despertaba en mi cama con la pose boca arriba y la cabeza reposada en la almohada, cubierto por el cobertor de Tigres, ese que me regaló mi papá hace unos pocos años atrás, mientras sonaba la alarma de mi despertador para anunciar que eran las 6:00 a.m. y debía levantarme para echarme un baño e ir a trabajar.
La flojera empezaba a tomarme preso mientras mi súper yo me mandaba a la regadera; lo que si no me dejó nunca es el nervio que da saber q el día de hoy jugaremos una parte de la final, esa que decidirá si solo seremos olvidados ante el tamaño de un campeón o si somos los mejores del país, esa gloria que tanto deseamos tener entre nuestra gente, familia, afición, etc.
Así comenzó el día 8 de diciembre, un aniversario luctuoso más del gran músico inglés John Lennon. Despertaba con la ansiedad de que llegara la fecha. Con un frío infernal y la necesidad de acabar con esa sensación de incertidumbre que cargaba, esa que da cada que se sabe que ha de disputarse algo importante y trascendente en la vida.
Me dirigía a trabajar, mas no antes sin despedirme de mis padres, a quienes admiro tanto, un beso en la mejilla a cada uno y un abrazo para recibir confianza en mi ser. Subí al coche, puse las llaves en el tambor y lo encendí, mientras arrancaba pensaba: "hoy es la final, tenemos... no... no tenemos, debemos de ganarla", no hay lugar para pensar otra cosa, no hay espacio ni tiempo para otros pensamientos.
Este sentimiento del cual no me arrepiento, que si a los jugadores comoquiera les van a pagar, todos se irán algun día, los técnicos también y los directivos igual; sí todo lo anterior es cierto, sin embargo los que quedaremos para siempre seremos los hinchas, los fanáticos, los seguidores y los recuerdos que nos queden a cada uno de nosotros.
Esos recuerdos que transmitiremos a nuestras generaciones siguientes y esperemos que sean más experiencias las que vivamos para que a ellos también les toquen las futuras épocas importantes.
Mi papá me contaba de aquellos históricos: Tomás Boy, Batocletti, Miloc, Pilar Reyes, Mateo Bravo, Barbadillo, Izquierdo, Orduña, etc. yo quiero contarle a mis hijos de los héroes de hoy.
Esta final es nuestra, de los que siempre estuvimos en las malas y en las peores, muchos ahora sacaron su lado Tigre, esperemos que así los veamos en las malas rachas. Tigres somos todos, vamos a salir a la cancha a ganar, a dejar todo el corazón, vamos juntos por el triunfo el equipo y su afición! el triunfo que será siempre recordado por todos nosotros.
- Dale, dale TIGRES! yo se que tú vencerás!
La flojera empezaba a tomarme preso mientras mi súper yo me mandaba a la regadera; lo que si no me dejó nunca es el nervio que da saber q el día de hoy jugaremos una parte de la final, esa que decidirá si solo seremos olvidados ante el tamaño de un campeón o si somos los mejores del país, esa gloria que tanto deseamos tener entre nuestra gente, familia, afición, etc.
Así comenzó el día 8 de diciembre, un aniversario luctuoso más del gran músico inglés John Lennon. Despertaba con la ansiedad de que llegara la fecha. Con un frío infernal y la necesidad de acabar con esa sensación de incertidumbre que cargaba, esa que da cada que se sabe que ha de disputarse algo importante y trascendente en la vida.
Me dirigía a trabajar, mas no antes sin despedirme de mis padres, a quienes admiro tanto, un beso en la mejilla a cada uno y un abrazo para recibir confianza en mi ser. Subí al coche, puse las llaves en el tambor y lo encendí, mientras arrancaba pensaba: "hoy es la final, tenemos... no... no tenemos, debemos de ganarla", no hay lugar para pensar otra cosa, no hay espacio ni tiempo para otros pensamientos.
Este sentimiento del cual no me arrepiento, que si a los jugadores comoquiera les van a pagar, todos se irán algun día, los técnicos también y los directivos igual; sí todo lo anterior es cierto, sin embargo los que quedaremos para siempre seremos los hinchas, los fanáticos, los seguidores y los recuerdos que nos queden a cada uno de nosotros.
Esos recuerdos que transmitiremos a nuestras generaciones siguientes y esperemos que sean más experiencias las que vivamos para que a ellos también les toquen las futuras épocas importantes.
Mi papá me contaba de aquellos históricos: Tomás Boy, Batocletti, Miloc, Pilar Reyes, Mateo Bravo, Barbadillo, Izquierdo, Orduña, etc. yo quiero contarle a mis hijos de los héroes de hoy.
Esta final es nuestra, de los que siempre estuvimos en las malas y en las peores, muchos ahora sacaron su lado Tigre, esperemos que así los veamos en las malas rachas. Tigres somos todos, vamos a salir a la cancha a ganar, a dejar todo el corazón, vamos juntos por el triunfo el equipo y su afición! el triunfo que será siempre recordado por todos nosotros.
- Dale, dale TIGRES! yo se que tú vencerás!
lunes, 8 de agosto de 2011
Escrito que jamás será recibido
Amor. El amor de su vida siempre fue, es y será su viejo (su esposo), lo recordaba casi a diario, algunas veces le lloraba en soledad, cuando tomaba su fotografía y comenzaba a contarle lo que ocurría en el mundo, sobre lo orgullosa que se sentía de sus hijos, de los nietos y los que vienen. Podía recordar el día de cumpleaños de cada uno de ellos.
Convivencia. Solía disfrutar las reuniones familiares cada domingo en su casa o en cualquier casa de alguno de sus hijos o hijas.. Era lo máximo reir con los chistes y ocurrencias de todos, viendole el lado gracioso a los asuntos y problemas cotidianos.
Guía. En veces daba su opinión y nos regañaba indirectamente, lo cual era muy penoso. Sin embargo, lo hacia porque nos quería a todos, con un concepto de distinguir lo correcto y lo incorrecto y predicando que fueramos útiles para con la familia y nuestros deberes.
Valores. Se forjó en ella ser una persona responsable, de palabra y de casa. Cumpliendo con sus deberes; uno de ellos, preparando las tortillas de harina para sus hijos y el amor de su vida cada que éste llegaba del trabajo, adoraba la comida que ella cocinaba con ese sazón que solo ella le podía dar a la comida: amor.
Ella. En los últimos días se sentía muy cansada y ya quería irse a "descansar", a estar con su viejo quien no ha visto en poco más de 25 años, ese mismo al que ama y extraña. Se fue y no volverá, sabe que nos dejó buenas bases a todos para sembrar un futuro de provecho.
Nosotros. Antes de saludarla cada que la veía me decía "¡mijo!" con una entonación y un cariño que solo ella podía darle, tampoco volveremos a hacerla llorar de risa con nuestras payasadas y hasta la cocina de su casa la va a extrañar, esa que cobraba vida cada que ella cocinaba ahí.
Agradecimiento. Gracias abuelita por todo lo que nos haz enseñado y que aún después, igual que mi abuelo nos continuaras enseñando cada que te recordemos. Gracias por todo, te debo más que mi vida por haber guiado a mis padres de la manera en que son ahora, trataré de retribuirtelo con las generaciones venideras.
Convivencia. Solía disfrutar las reuniones familiares cada domingo en su casa o en cualquier casa de alguno de sus hijos o hijas.. Era lo máximo reir con los chistes y ocurrencias de todos, viendole el lado gracioso a los asuntos y problemas cotidianos.
Guía. En veces daba su opinión y nos regañaba indirectamente, lo cual era muy penoso. Sin embargo, lo hacia porque nos quería a todos, con un concepto de distinguir lo correcto y lo incorrecto y predicando que fueramos útiles para con la familia y nuestros deberes.
Valores. Se forjó en ella ser una persona responsable, de palabra y de casa. Cumpliendo con sus deberes; uno de ellos, preparando las tortillas de harina para sus hijos y el amor de su vida cada que éste llegaba del trabajo, adoraba la comida que ella cocinaba con ese sazón que solo ella le podía dar a la comida: amor.
Ella. En los últimos días se sentía muy cansada y ya quería irse a "descansar", a estar con su viejo quien no ha visto en poco más de 25 años, ese mismo al que ama y extraña. Se fue y no volverá, sabe que nos dejó buenas bases a todos para sembrar un futuro de provecho.
Nosotros. Antes de saludarla cada que la veía me decía "¡mijo!" con una entonación y un cariño que solo ella podía darle, tampoco volveremos a hacerla llorar de risa con nuestras payasadas y hasta la cocina de su casa la va a extrañar, esa que cobraba vida cada que ella cocinaba ahí.
Agradecimiento. Gracias abuelita por todo lo que nos haz enseñado y que aún después, igual que mi abuelo nos continuaras enseñando cada que te recordemos. Gracias por todo, te debo más que mi vida por haber guiado a mis padres de la manera en que son ahora, trataré de retribuirtelo con las generaciones venideras.
domingo, 1 de mayo de 2011
martes, 19 de abril de 2011
Confesión de un psicótico
Había tenido un día tan jodido y era cumpleaños del viejo, nunca fue mi padre; más bien, siempre fue mi padrastro; se comportaba como una escoria conmigo, me jodió cuando y cuanto pudo y por tal motivo siempre le he guardado rencor.
Entonces, durante aquella tarde, llegó el pastel a la puerta, lo recojí y se lo llevé hacia la mesa en una caja. No sabía y no estaba seguro de que traía adentro, pero mis pensamientos de odio hacia él; deseaban tanto que dentro de esa maldita caja hubiese una pistola de cualquier calibre o un cuchillo de carnicero.
Imaginaba: "abrir la caja y sacar cualquiera de esas letales armas y abrir fuego o clavarle el punzocortante en su rostro cuantas veces fuera necesario con tal de no verlo ni escucharle jamás. Después, al estar lleno de sangre en el rostro en las manos, sonreirle psicoticamente y obsverbar aquel baño de sangre con placer y disfrutar de ese escenario fumando un cigarrillo, sentandome al lado de él, mientras le contaba mis penas y corajes hacia su persona.
Pero no fue así, todo fue tan patético que de la maldita caja saltó una serpiente y al ver tal impresión, al viejo casi le da un infarto. Lo llevamos al hospital donde pasó poco tiempo muy grave y mientras tanto, estuve alegre, pero mi alegría no duró mucho, cuando regresó a casa era como si estuviese recargado de baterias y yo, no sabía que hacer con ese sujeto, solo conocía una salida: deshacerme de él a como diera lugar.
Todo ocurrió durante una noche de otoño, sería unas cuantas semanas después; conseguiría un cuchillo que mamá llevó, también un martillo que había hurtado de casa de unos vecinos y unos guantes que había en el botiquín de primeros auxilios -de esos que usan los doctores- y llevé a cabo mi plan...
"El señor Pablo Ramón Ortega Martínez, murío mientras dormía en su habitación y su esposa, que intento defenderlo, también corrió el mismo destino. El presunto responsable, es un chico de 16 años, hijo de Hortencia Ruiz Castañeda, quién fuese mujer de la víctima. Se rumora que el joven asesinó a ambos por rencor. Lo inexplicable, es que al muchacho se le encontro sentado en la cama con ambos padres, sonriente, con manchas de sangre en el rostro y en las manos, no puso resistencia a ser detenido, se fue sin dar declaraciones."
Por eso me condenaron a muerte, en fin, esta feliz sonrisa, jamás me la quitará nadie, lo que hice, resultó ser uno de los grandes placeres de la vida.
Entonces, durante aquella tarde, llegó el pastel a la puerta, lo recojí y se lo llevé hacia la mesa en una caja. No sabía y no estaba seguro de que traía adentro, pero mis pensamientos de odio hacia él; deseaban tanto que dentro de esa maldita caja hubiese una pistola de cualquier calibre o un cuchillo de carnicero.
Imaginaba: "abrir la caja y sacar cualquiera de esas letales armas y abrir fuego o clavarle el punzocortante en su rostro cuantas veces fuera necesario con tal de no verlo ni escucharle jamás. Después, al estar lleno de sangre en el rostro en las manos, sonreirle psicoticamente y obsverbar aquel baño de sangre con placer y disfrutar de ese escenario fumando un cigarrillo, sentandome al lado de él, mientras le contaba mis penas y corajes hacia su persona.
Pero no fue así, todo fue tan patético que de la maldita caja saltó una serpiente y al ver tal impresión, al viejo casi le da un infarto. Lo llevamos al hospital donde pasó poco tiempo muy grave y mientras tanto, estuve alegre, pero mi alegría no duró mucho, cuando regresó a casa era como si estuviese recargado de baterias y yo, no sabía que hacer con ese sujeto, solo conocía una salida: deshacerme de él a como diera lugar.
Todo ocurrió durante una noche de otoño, sería unas cuantas semanas después; conseguiría un cuchillo que mamá llevó, también un martillo que había hurtado de casa de unos vecinos y unos guantes que había en el botiquín de primeros auxilios -de esos que usan los doctores- y llevé a cabo mi plan...
"El señor Pablo Ramón Ortega Martínez, murío mientras dormía en su habitación y su esposa, que intento defenderlo, también corrió el mismo destino. El presunto responsable, es un chico de 16 años, hijo de Hortencia Ruiz Castañeda, quién fuese mujer de la víctima. Se rumora que el joven asesinó a ambos por rencor. Lo inexplicable, es que al muchacho se le encontro sentado en la cama con ambos padres, sonriente, con manchas de sangre en el rostro y en las manos, no puso resistencia a ser detenido, se fue sin dar declaraciones."
Por eso me condenaron a muerte, en fin, esta feliz sonrisa, jamás me la quitará nadie, lo que hice, resultó ser uno de los grandes placeres de la vida.
jueves, 14 de abril de 2011
Crónica de un infarto al alma
Así comenzaba el día, un dolor de cabeza infernal seguido de una resaca endemoniada. No toleraba nada, siquiera el sonido de su respiración, al abrir los ojos solo observaba la figura de una mujer que dormía y, alrededor, solo oscuridad y tormento, los fantasmas de la habitación estiraban las paredes hacia el centro y la claustrofobia que nunca padeció fue incrementando dentro de su ser al sentirse encerrado en sí mismo, el freno que paraba su corazón era tan intenso que la exhalación de viento pareciera tan difícil y la vista nublada entorpecía sus acciones.
Gritar, no podía y la famosa luz al final del túnel venía hacía él, la señora huesuda llegaba por su vida, todo se terminaba por una simple razón: los excesos. Pasaron frente a él los momentos memorables de su vida y evocó situaciones que le hubieran dado alegría de vivir: todo un flash forward.
Aquello que no sucedió se esfumaba ante la realidad que cegaba su respiración, la presión en su pecho era tan intensa que, al intentar arrancar ese dolor se clavó las uñas en su alma y su ser, al estar dañado, no sintió dolor físico alguno, todo iba más allá y la filosa guadaña tomaba todo lo que él más quería: sus recuerdos.
La juventud y la depresión se iban junto a sus memorias, el cerebro paraba su trabajo y la sensación de ser la cena de algún diablo habitante del inframundo se veía más cerca que siempre e inmediatamente, imagino los gusanos devorando el polvo de su piel, la descomposición era inevitable y solo añoraba una oportunidad para corregir todo aquello que podía mejorar, no se arrepintió de nada.
El telón se bajó y las luces se apagaron… Estaba completamente curado.
Despertó en un nuevo instante, durante una eternidad sin presente alguno.
(En memoria de aquellos que se han ido por el camino de los excesos y ahora duermen).
Gritar, no podía y la famosa luz al final del túnel venía hacía él, la señora huesuda llegaba por su vida, todo se terminaba por una simple razón: los excesos. Pasaron frente a él los momentos memorables de su vida y evocó situaciones que le hubieran dado alegría de vivir: todo un flash forward.
Aquello que no sucedió se esfumaba ante la realidad que cegaba su respiración, la presión en su pecho era tan intensa que, al intentar arrancar ese dolor se clavó las uñas en su alma y su ser, al estar dañado, no sintió dolor físico alguno, todo iba más allá y la filosa guadaña tomaba todo lo que él más quería: sus recuerdos.
La juventud y la depresión se iban junto a sus memorias, el cerebro paraba su trabajo y la sensación de ser la cena de algún diablo habitante del inframundo se veía más cerca que siempre e inmediatamente, imagino los gusanos devorando el polvo de su piel, la descomposición era inevitable y solo añoraba una oportunidad para corregir todo aquello que podía mejorar, no se arrepintió de nada.
El telón se bajó y las luces se apagaron… Estaba completamente curado.
Despertó en un nuevo instante, durante una eternidad sin presente alguno.
(En memoria de aquellos que se han ido por el camino de los excesos y ahora duermen).
viernes, 8 de abril de 2011
La carretera de los sueños
Una tarde de viernes, después de dejar el asilo, Don Kito se encontraba sentado esperando el camión que lo llevará de vuelta a casa, mientras fumaba en una pequeña estación, ubicada en las afueras de la ciudad. Solamente había un par de chicas que reían, pero eso a él no le importaba. Prefirió darle una fumada al cigarro y el tiempo corría a la par que no llegaba el autobus que lo llevaría a su hogar.
El clima desértico hacía que el calor de la carretera fuera insoportable, cargaba en sus bolsillos solo con el boleto del peaje y unas cuantas monedas, moría de sed a la par de que sentía como la resequedad de sus labios se hacía mas intolerable; la boca rasposa y las risas de aquellas mujeres lo hacían meditar acerca de su viejo amor.
El viejo, recordaba algunas escenas que le provocaban evocar antiguos sentimientos ya muertos, que, a su vez, podía sentir como ese vacío mordía cada segundo de sus pensamientos, y casi sin poder evitarlo, se llevó el cigarro a la boca nuevamente; está vez, con más fuerza, trago el humo y lo expiró, luego, un suspiro que añoraba ver los ojos de quien, fuese su esposa, a quien, jamás volvería a ver, ni a tocar. Se sentía tan jodido por la sed y el recuerdo.
El transporte no llegaba y volvía a la realidad, otra vez los labios resecos, resecos por falta de besos amorosos; y la sensación de olvidar algo en su antiguo hogar: el asilo. Pero solo dejaba recuerdos de soledad e ilusiones, jamás cumplió sus sueños de viajar a conocer otros lugares, de esos que solo se ven en las películas. Volvió a sentirse jodido, recordó su juventud al ver a las muchachas reir y nuevamente se jodió.
El señor Kito, encendió un nuevo cigarrillo y reflexionó sobre su situación de manera seria, ahora mirando la carretera, tan sola y sin tráfico, solo podía ver una largatija caminando de manera intermitente, como suelen hacerlo. Su pensamiento lo hizo llegar a una conclusión, debía fumar otra vez, inhaló el humo y lo exhalo.
Se puso su sombrero, tomó sus cosas y se levantó de su asiento, el autobus llegó, le preguntó cortesmente a las chicas hacia a donde se dirigían y su respuesta fue: "buenas tardes señor, queremos ir a la ciudad". Don Kito miró nuevamente el camión, suspiró, dio un 'toque' largo al cigarro y lo arrojó; se dirigió al transporte y antes de abordarlo, metió la mano a su bolsillo y sus sueños se esfumaron.
El clima desértico hacía que el calor de la carretera fuera insoportable, cargaba en sus bolsillos solo con el boleto del peaje y unas cuantas monedas, moría de sed a la par de que sentía como la resequedad de sus labios se hacía mas intolerable; la boca rasposa y las risas de aquellas mujeres lo hacían meditar acerca de su viejo amor.
El viejo, recordaba algunas escenas que le provocaban evocar antiguos sentimientos ya muertos, que, a su vez, podía sentir como ese vacío mordía cada segundo de sus pensamientos, y casi sin poder evitarlo, se llevó el cigarro a la boca nuevamente; está vez, con más fuerza, trago el humo y lo expiró, luego, un suspiro que añoraba ver los ojos de quien, fuese su esposa, a quien, jamás volvería a ver, ni a tocar. Se sentía tan jodido por la sed y el recuerdo.
El transporte no llegaba y volvía a la realidad, otra vez los labios resecos, resecos por falta de besos amorosos; y la sensación de olvidar algo en su antiguo hogar: el asilo. Pero solo dejaba recuerdos de soledad e ilusiones, jamás cumplió sus sueños de viajar a conocer otros lugares, de esos que solo se ven en las películas. Volvió a sentirse jodido, recordó su juventud al ver a las muchachas reir y nuevamente se jodió.
El señor Kito, encendió un nuevo cigarrillo y reflexionó sobre su situación de manera seria, ahora mirando la carretera, tan sola y sin tráfico, solo podía ver una largatija caminando de manera intermitente, como suelen hacerlo. Su pensamiento lo hizo llegar a una conclusión, debía fumar otra vez, inhaló el humo y lo exhalo.
Se puso su sombrero, tomó sus cosas y se levantó de su asiento, el autobus llegó, le preguntó cortesmente a las chicas hacia a donde se dirigían y su respuesta fue: "buenas tardes señor, queremos ir a la ciudad". Don Kito miró nuevamente el camión, suspiró, dio un 'toque' largo al cigarro y lo arrojó; se dirigió al transporte y antes de abordarlo, metió la mano a su bolsillo y sus sueños se esfumaron.
martes, 29 de marzo de 2011
Encontrando arena.
Probablemente, haría esa pregunta común "¿por qué?", a lo que obtendría una respuesta que ayudaría solo a encontrar raíces a una problemática. Sin embargo, lo que buscó, va hacia un después: "¿para qué?"; quizá, entendemos que el personaje de ésta ocasión se comunica de una manera especial, algo que llama tanto la atención y uno se podría sentir con esa presión irrisoria.
Ha aprendido un poco con el paso de los años y esa experiencia que va adquiriendo se guarda en el fondo de cada botella que bebe y las palabras escritas en aire se esfuman: tal cual humo de cigarro. Piensa y vuela, tal vez no lo entienda.
Asegura por ahí que las cosas pueden mejorar, el futuro se va escribiendo con el paso de las manecillas del reloj: está en sus manos, no lo dejará escurrirse como agua. La sensación de utilizar esa máscara azul se va alejando a la par que esa bestia se olvida de intentar devorar el corazón de ese ser, la confianza se confunde y el espíritu se ciega, entonces surge una nueva cuestión: "¿qué más puede hacer?"
Si él mismo se sienta a observar la oscuridad que va cubriendo la luz de su alma, y que poco puede hacer para salvarse de un destino que parece encausado, aún quedan insuficientes granos de arena y, en su mente dañada retumban los gritos de desesperación lanzados al vacío de su conciencia que callada escucha con paciencia: "¡sálvame-de-mi!".
- ¿viste? ¿aún tiene posibilidad?; ¿sí?, ¿no? y ¿porqué?
Ha aprendido un poco con el paso de los años y esa experiencia que va adquiriendo se guarda en el fondo de cada botella que bebe y las palabras escritas en aire se esfuman: tal cual humo de cigarro. Piensa y vuela, tal vez no lo entienda.
Asegura por ahí que las cosas pueden mejorar, el futuro se va escribiendo con el paso de las manecillas del reloj: está en sus manos, no lo dejará escurrirse como agua. La sensación de utilizar esa máscara azul se va alejando a la par que esa bestia se olvida de intentar devorar el corazón de ese ser, la confianza se confunde y el espíritu se ciega, entonces surge una nueva cuestión: "¿qué más puede hacer?"
Si él mismo se sienta a observar la oscuridad que va cubriendo la luz de su alma, y que poco puede hacer para salvarse de un destino que parece encausado, aún quedan insuficientes granos de arena y, en su mente dañada retumban los gritos de desesperación lanzados al vacío de su conciencia que callada escucha con paciencia: "¡sálvame-de-mi!".
- ¿viste? ¿aún tiene posibilidad?; ¿sí?, ¿no? y ¿porqué?
lunes, 28 de marzo de 2011
Misterios
me recoste a imaginar las formas, simbolos y estrellas dibujadas en planos jamas antes vistos, rotos por intenciones que van mas alla del rescate, la sensacion producida por unas cuantas de tus neuronas conectadas a las mias via corporal, en silencio observando, sin protesta, soportando una determinacion, una palabra o accion que ofende o disgusta claramente con ternura, al imaginar las zonas exploradas de planetas anteriores pagando el peaje de la razon, dejando atras horizontes quemados donde tal vez todo vaya a ocurrir despues de unas cuantas cervezas.
avanzo en la llanura de tu ser humano, pintando retratos multicolores mostrando nuestras memorias futuras que se estan viendo modificadas para jamas irse por una lejana montaña, a su vez cabalgo por tu cintura y el cuerpo humeante, hasta llegar a la zona de tus besos, deseando ser condenado a probarlos infinitamente, tomo lo que me das, insinuando viajar aun mas, el aire circulando a gran velocidad, esperando...
la luna se atreve a tantas cosas cuando se oculta a nuestros ojos, varios talismanes y conjuros funcionando disueltos entre olas de mar para despues disparar contra el olvido; dormidos y amanecidos con signos malditos de sentimientos exportados a otros sitios; ahora, iluminando la reserva de ilusiones y el don que da la botella dictando que: "la extincion no es una obligacion"
avanzo en la llanura de tu ser humano, pintando retratos multicolores mostrando nuestras memorias futuras que se estan viendo modificadas para jamas irse por una lejana montaña, a su vez cabalgo por tu cintura y el cuerpo humeante, hasta llegar a la zona de tus besos, deseando ser condenado a probarlos infinitamente, tomo lo que me das, insinuando viajar aun mas, el aire circulando a gran velocidad, esperando...
la luna se atreve a tantas cosas cuando se oculta a nuestros ojos, varios talismanes y conjuros funcionando disueltos entre olas de mar para despues disparar contra el olvido; dormidos y amanecidos con signos malditos de sentimientos exportados a otros sitios; ahora, iluminando la reserva de ilusiones y el don que da la botella dictando que: "la extincion no es una obligacion"
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